Anacaona… no fue solo una mujer, fue una leyenda con sangre taína y alma de reina.
Su nombre, que significa “flor de oro”, brillaba más que el sol del Caribe cuando nacía sobre la isla Quisqueya.

¿Quién fue Anacaona?
Anacaona fue una cacica taína del cacicazgo de Jaragua, en la actual República Dominicana, allá por el siglo XV. Hermana de Bohechío y viuda del cacique Caonabo, fue una de las líderes indígenas más influyentes y admiradas de su tiempo. No solo por su sabiduría y diplomacia, sino también por su arte, poesía y belleza que, según crónicas, dejaba a los españoles hablando en lenguas.

¿Cómo era en personalidad y carácter?
Valiente, con fuego en el alma. No era una guerrera con lanza, era una estratega con visión.
Diplomática, intentó hacer alianzas con los españoles, no por ingenuidad, sino por supervivencia de su pueblo.
Poeta y artista, una de las más destacadas de su tiempo, componía areítos (cantos y bailes ceremoniales).
Firme, cuando vio que el trato pacífico no evitaba la traición, mantuvo su dignidad hasta el final.

¿Qué pasó con ella?
En 1503, el gobernador español Nicolás de Ovando, bajo el disfraz de una invitación diplomática, organizó una emboscada. Asesinaron a muchos caciques tainos y capturaron a Anacaona. La acusaron falsamente de conspirar contra los españoles.
¿El final? La ahorcaron públicamente. Pero no pudieron matar su legado.

¿Por qué sigue viva en la historia?
Porque Anacaona representa el espíritu indómito del Caribe:
La lucha por la dignidad.
El derecho a existir sin cadenas.
La resistencia femenina en tiempos de conquista.
Hoy su nombre decora plazas, poemas, canciones (como la mítica de Cheo Feliciano), libros y el alma de cada dominicano que respeta su historia.
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