¿Cómo produce popó tu cuerpo?


Gran parte de los alimentos que consumes son absorbidos por tu sistema digestivo, que incluye el estómago y los intestinos.

Pero una parte de lo que comes logra pasar por todas esas vueltas y giros y termina saliendo por el otro extremo como popó. ¿Cómo sucede eso?

Imagina que comienzas tu día comiendo un tazón de cereal crujiente con leche. El proceso de la digestión comienza en cuanto empiezas a masticar.

Tus dientes trituran el cereal en partículas más pequeñas, lo que facilita su deglución y digestión. Tu saliva contiene una enzima, un tipo de sustancia química, llamada amilasa, que empieza a descomponer el cereal a nivel molecular.

Soy un médico que trata regularmente a niños y adultos con problemas digestivos. Algunos de mis pacientes tienen dificultades para absorber nutrientes de los alimentos y otros evacúan con demasiada frecuencia, o no lo hacen lo suficiente.

    Cuando describen sus síntomas, pienso en el proceso de cómo el cuerpo produce popó y en qué partes pueden fallar.

    Tu estómago está lleno de enzimas y ácido

    Todo lo que comes contiene tres tipos de moléculas que proveen a tu cuerpo la energía necesaria para vivir: carbohidratos, grasas y proteínas.

    La amilasa, una enzima presente en la saliva, comienza a descomponer los almidones, un tipo de carbohidrato, mientras el cereal aún está en tu boca.

    Luego de tragar, el cereal con leche viaja por el esófago, un tubo que transporta la comida desde tu boca hasta el estómago. Allí es donde realmente comienza la digestión.

    Tu estómago contiene ácido clorhídrico, que descompone los alimentos en partes mucho más pequeñas. Durante varias horas, ese ácido y otras enzimas continúan pulverizando los carbohidratos y proteínas del cereal.

    Tu intestino delgado, largo y retorcido

    Dos o tres horas más tarde, tu desayuno abandona el estómago y entra en el intestino delgado, un tubo largo y enroscado ubicado en tu abdomen detrás del ombligo. En ese punto, la digestión ha convertido los trozos grandes de cereal en partículas diminutas, lo suficientemente pequeñas como para que el cuerpo las absorba.

    Estas diminutas partículas viajan por el torrente sanguíneo y suministran energía y materiales de construcción a las células de todo el cuerpo.

    El intestino delgado es ideal para absorber nutrientes en parte porque es gigantesco: sin importar tu estatura, puede medir más de 6 metros (20 pies) de largo y su superficie está cubierta por vellosidades, unas pequeñas protuberancias con una textura similar a una alfombra de felpa.

    Esos millones de vellosidades crean una enorme superficie, ideal para absorber los nutrientes una vez que los alimentos han sido digeridos. También contiene muchos tipos de bacterias que ayudan a descomponer las partículas de comida.

    Además, el intestino delgado produce más enzimas para descomponer los carbohidratos en panes y pastas en azúcares simples fáciles de absorber. A medida que los alimentos ingresan al intestino delgado, otros órganos también aportan sus jugos digestivos.

    El hígado y la vesícula biliar añaden un líquido verdoso llamado bilis, que ayuda a descomponer las grasas. Las enzimas del páncreas ayudan a descomponer carbohidratos, grasas, proteínas y otros nutrientes.

    Tu colon: más lento y más corto

    El trayecto por el intestino delgado dura entre dos y seis horas. Para este punto, tu cereal es irreconocible. Se ha transformado en quimo, un líquido verdoso. El color proviene de la bilis producida por el hígado.

    Al llegar al final del intestino delgado, el quimo entra al intestino grueso, también llamado colon. El intestino grueso recibe ese nombre por ser más ancho, aunque mucho más corto que el intestino delgado.

    El colon mide unos 1.5 metros (5 pies) de largo. A diferencia del intestino delgado cubierto de vellosidades, el colon no absorbe nutrientes.

    Su función principal es absorber agua del quimo verdoso y viscoso que produjo tu sistema digestivo a partir del desayuno. El intestino delgado también absorbe agua que es enviada a los riñones para formar orina.

    Es decir, los intestinos también participan parcialmente en la producción de orina, además de la popó.

    Este proceso es mucho más lento. Puede tardar un día entero o hasta tres. Cuando el quimo llega al final del colon, se ha solidificado y ha cambiado de verde a marrón.

    El color marrón de la popó proviene de la bilis que el hígado añadió al cereal durante su paso por el intestino delgado. Las bacterias cambian el color de la bilis de verde a marrón. Sin bilis, la popó tendría un color pálido, plateado o como de arcilla.

    ¿Qué contiene tu popó?

    Cuando sale de tu cuerpo, la popó contiene algo de agua, restos de alimentos no digeridos como fibra vegetal, y también células intestinales muertas. Y, quizás te sorprenda, casi la mitad de su peso está compuesta por bacterias.

    Tus intestinos albergan billones de estas bacterias, que te ayudan a digerir los alimentos. A diferencia de otras bacterias, no te enferman. Son las que salen con la popó y le dan su característico mal olor.

    Cada parte del sistema digestivo, desde la boca hasta el colon, cumple una función clave para extraer la energía y el agua que tu cuerpo necesita. Todos trabajan juntos para que puedas absorber lo necesario y eliminar lo que no necesitas.

    Nota del Editor: El autor de este escrito es Brian Robert Boulay, profesor asociado de Medicina, Universidad de Illinois, Chicago. El Dr. Boulay no trabaja ni recibe fondos de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no tiene afiliaciones relevantes más allá de su cargo académico.


    Fuente: NOTICIAS SIN

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